DIEGO ANNOVI, EX ALUMNO DE HOFMANN, COMPARTE CON NOSOTROS SU EXPERIENCIA EN LA ESCUELA Y SU DÍA A DÍA EN EL PRESTIGIOSO RESTAURANTE, OSTERIA FRANCESCANA
"La escuela Hofmann te exige al máximo como persona, alumno y, a su vez, aprendiz de cocinero. Gracias a toda la experiencia adquirida en Hofmann me ha ayudado mucho a que me den más responsabilidades y que confíen en mi trabajo como cocinero".
¿Cómo surgió tu pasión por la gastronomía?
Mi pasión para la gastronomía surgió de mi padre. Él era el que cocinaba cuando estaba en casa y desde pequeño he tenido este interés en el mundo de la cocina. Recuerdo que podía pasarme horas mirando como disfrutaba cocinando y se relajaba al preparar recetas de mis abuelos. A medida que me fui haciendo mayor empecé a cocinar por mi cuenta y, era un momento que disfrutaba y que compartía junto con mi familia o mis compañeros de escuela.
¿Qué es lo que te motivo a estudiar en la escuela Hofmann?
Nunca me había planteado estudiar en una escuela de cocina. Al graduarme de Bachillerato me fui a Los Países Bajos a estudiar psicología. Al año me di cuenta de que no era lo que quería y me puse a buscar otras opciones. Marketing, Derecho, Relaciones Internacionales, hasta que un día mi familia me sugirió que me informara para estudiar cocina ya que era algo que realmente disfrutaba y me interesaba mucho. Así, fui a conocer todas las distintas escuelas de Hostelería de Barcelona y la escuela Hofmann fue la que más me llamó la atención ya que era la única que ofrecía las prácticas en su restaurante, galardonado con una Estrella Michelin.
Hofmann le pone mucho énfasis en la parte práctica en comparación con todas las otras escuelas de cocina. Al mantener un restaurante con una estrella Michelin, el nivel de exigencia es alto y tienes la presión de ejecutar todo el servicio a la perfección, cuidando cada detalle tanto de preparación como de emplatado.
Esto, entre otras muchas cosas, hizo que para mí fuera una decisión fácil ya que quería salir al mundo laboral con la mejor experiencia posible. Y así fue.
¿Cómo influyó tu formación en la escuela de Hostelería Hofmann sobre tu experiencia profesional?
La escuela Hofmann te exige al máximo como persona, alumno y a su vez aprendiz de cocinero. Te empiezan a enseñar las bases de la cocina, distintas técnicas de preparaciones y puedes ver como los diferentes chefs formadores varían ligeramente las recetas para darles su toque personal.
Para mí fue bastante importante solidificar los conocimientos aprendidos ya que venía de ser un aficionado de la cocina y no tener idea de la importancia que eran los cortes de carnes y pescados, o cómo elaborar las salsas madre e inclusive la diferencias en texturas que aportaban ciertos productos preparados en forma diferente.
El hecho de ya tener una excelente base y que pudiera estar en la cocina mientras esperaba comenzar mis prácticas externas me permitió avanzar como cocinero, cada día mejorar mis habilidades y comprender la importancia del trabajo en equipo en restaurantes de alto nivel.
Esto me ha dado la confianza de que el trabajo duro y bien dirigido tiene sus frutos.
Hoy, al estar formándome en la Osteria Francescana puedo decir que por la experiencia que me brindo la escuela Hofmann me ha ayudado a que cada día me den más responsabilidades y que los diferentes chefs confíen en mi trabajo como cocinero. Algo tan simple como saber colar un fondo, realizar cortes de pescados, trabajar eficientemente y manteniendo mis estaciones de trabajo impecables me ha ayudado a que me distinga de todos los otros stagiers.
¿Qué es lo que más valores de la formación?
Una de las cosas que más valoro de la escuela Hofmann es la solidificación de los conocimientos teóricos mediante la práctica en el restaurante y haber aprendido de grandes profesores y chefs.
Sin ello no hubiera sabido moverme en una cocina, o la importancia de tener todo en preparado y su lugar para un servicio y sobre todo, no podría haber llegado a la Osteria Francescana.
¿Repetirías la experiencia?
Absolutamente, fue una experiencia única y la repetiría y aconsejar a todos mis amigos.
¿Qué mensaje le darías a nuestros actuales alumnos?
Yo les diría que aprovechen el máximo su tiempo en la escuela y aprendan lo más posible. No tengan miedo de cometer errores y de preguntar a los profesores y a los chefs formadores del restaurante si tienen alguna duda o estén interesados en algún tema en particular. “Den lo mejor de sí mismos ya que al final del día verán que ese esfuerzo no ha sido en vano. Disfruten de sus compañeros ya que pasan mucho tiempo juntos y que un buen compañerismo sigue en el futuro, va muy lejos y es muy importante en la cocina”.
Por último, les aconsejaría leer libros de cocina y recetas. Esto los ayudará a expandir la manera que piensan dentro de una cocina, y de preguntarse porque lo que se está haciendo se hace de una manera y no de otra forma.
¿Cuáles han sido los retos más importantes que has tenido que afrontar en tu actual posición?
Uno de mis grandes retos ha sido cambiar de restaurante ya que la manera de trabajo y de hacer las cosas es muy diferente y por supuesto el hecho de estar trabajando para chefs de renombre internacional. Por otro lado, ese miedo al cambio hace que mantengas tu edge y muestres todos tus conocimientos para sobresalir.
¿Cuáles han sido tus planes profesionales para tu futuro próximo?
Simplemente, el poder aprender lo máximo posible en mis prácticas y demostrar mis habilidades y capacidad de estar a la altura de un restaurant de 3 Estrellas Michelin y utilizar este aprendizaje para posicionarme en otros restaurantes de renombre y poder encontrar mi estilo.
¿Qué se siente al tener la oportunidad de trabajar en el mencionado Mejor Restaurante del Mundo (2018)?
Es la mejor sensación y un gran honor tener la gran oportunidad de trabajar en la Osteria Francescana, y a su vez un reto muy grande para mí. Hay una enorme presión de sacar cada plato a la perfección durante todos los servicios todos los días, y sin embargo la sencillez y buen ambiente y trabajo en equipo hace que sea todo muy fluido.